DESDÉN
¡Gracias por todo, Ramón!
EL DESDÉN DE LA LUNA
La luna despide a Sócrates Tornillo con desdén, sin obsequiarle con su cálido beso.
Los frutos de la noche: treinta hojas de papel llenas de palabras, y palabras y más palabras.
Sócrates escribe de luna a luna. El sol le da miedo (no olvidemos que el miedo es blanco).
Al percibir que la claridad va ganando la partida, Sócrates deja con mucho cuidado su pluma en el escritorio, guarda sus hojas llenas de palabras en una carpeta con suma delicadeza. Se va despojando, de igual modo, de toda su ropa, y, frente al espejo, se observa en plena desnudez. Agotado. Es hora de tributar a Morfeo. Enjuga una lágrima.
Duele, terriblemente, que la luna te ignore.
